lunes, 21 de julio de 2008

Primer movimiento migratorio del siglo XX.
SALIDA DEL PUNJAB.




Los estudios genéticos y lingüísticos parecen confirmar que los rom son originarios del subcontinente indio, posiblemente de la región del Punjab.
La causa de su diáspora continúa siendo un misterio.
Unas teorías sugieren que fueron originariamente individuos pertenecientes a una casta inferior reclutados y enviados a luchar al oeste contra la penetración musulmana.

O tal vez los propios musulmanes conquistaron a los rom, los esclavizaron y los trajeron al oeste, donde formaron una comunidad separada.Esta última hipótesis se basa en un relato de Mahmud de Ghazni, que informa de 500.000 prisioneros durante una invasión turco-persa del Sin y del Punjab.

Por qué los rom escogieron viajar al oeste en lugar de regresar a su tierra constituye otro enigma, aunque la explicación puede haber sido el servicio militar bajo dominio musulmán.

Lo que es aceptado por la mayoría de los investigadores es que los romaníes podrían haber abandonado la India en torno al año 1000, y haber atravesado lo que ahora es Afganistán, Irán, Armenia y Turquía.
Varios pueblos similares a los gitanos viven hoy en día en la India, aparentemente originarios del Estado desértico de Rajastán, y a su vez, poblaciones gitanas reconocidas como tales por los propios gitanos viven todavía en Irán con el nombre de “lurios”.






Si bien las pruebas documentales comienzan a ser fiables sólo a partir del siglo XIV, algunos autores contemporáneos aceptan como las primeras referencias escritas de la existencia del pueblo rom un texto que relata cómo San Atanasio repartió comida en Tracia a unos “extranjeros llamados atsigani” (del griego Ατσίνγανος') durante la hambruna del siglo IX, en plena era bizantina.
También ese siglo, en el año 803, Teófanes el Confesor escribe que el emperador Nicéforo I echó mano de la ayuda de ciertos atsigani, que con su magia le habrían ayudado a contener una revuelta popular. “Atsinganoi” fue un término usado también para referirse a adivinadores ambulantes y ventrílocuos y hechiceros que visitaron al emperador Constantino en 1054.[1].Un texto hagiográfico (Vida de San Jorge anacoreta) refiere cómo los “atsigani” fueron llamados por Constantino para ayudarle a limpiar los bosques de fieras.

Más tarde serían descritos como hechiceros y malhechores y acusados de intentar envenenar el galgo favorito del emperador. La extensión de ese término queneraría los modernos sustantivos Tzigane, Zigeuner, Zingari y Zíngaros.

Un relato histórico-legendario del siglo X (y que coincide con los estudios lingüísticos que, a partir del siglo XVIII, establecen los orígenes hindúes de los romaníes) titulado “Crónica Persa”, de Hazma de Ispaham, reproducido y adornada por el poeta Firdusi (Abou'l-Qâsim Mansoûr ibn Ahmed ibn Fakhr ed-Din?) en el siglo XI, cuenta cómo varios miles de “Zott”, “Rom” o “Dom” (“hombres”) habrían partido del actual Sind (puede que del río Sindu) con objeto de entretener al rey de Persia con sus espectáculos.

A partir de ahí, tras una larga estancia en esa región, y ya descritos como un pueblo que rechazaba vivir de la agricultura, se habrían esparcido en dos grupos migratorios: uno hacia el sudoeste y Egipto, otro hacia el noroeste y Europa.

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