Siempre he tenido mucho respeto a mis profes de danza, cada una y cada uno me han aportado muchísimo a mi estilo o mejor dicho, al estilo que me gusta. Creo que de cada uno tengo algo. También he aprendido cosas que me han hecho darme cuenta de lo que no me gusta o lo que no podría hacer nunca...
Pero a la que nunca olvidaré será a mi primera profe de oriental. Siempre me he acordado mucho de ella. Recuerdo los primero pasos que me enseñó ( el ocho!!!!), los camellos, brazos, coreografías con musiquilla "habibi", y sobretodo, que gracias a las clases cada vez iba investigando más y más sobre la danza oriental...
Pero claro, mis ansias de aprender eran mayores que las de la mayoría de mi clase, o quizá que me lo tomé de otra manera, y tuve que cambiarme ya a otras escuelas...
Y las casualidades de la vida, el otro día estaba en una de las tiendas de trajes de danza de Lavapies y cuando me día la vuelta para preguntar un precio, la ví que entró por la puerta... íbamos las dos con bastante prisa así que no pudimos hablar mucho, pero me comentó que venía a buscar pañuelos para sus alumnas.... me alegré entonces que siguiera con ello...
domingo, 10 de mayo de 2009
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1 comentario:
Es curioso como las personas que, por primera vez, te ofrecen algo son las que permanecen en el recuerdo y en el cariño de un rincón de nuestro corazón.
Yo aún recuerdo mis primeras clases en el colegio, cuando era una cani que no sabía ni lo que qquería ni lo que dejaba de querer... aún hoy quedo con ella de vez en cuando para tomarnos un café y recordar y pedir consejos de quien sabia y rodada en el mundo de la vida, me dió los primeros acordes de esta canción inconclusa que es la vida.
Abrazotes señorita
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